Del autor

En el año 2003 escribí una columna en el diario La Opinión de Cúcuta criticando severamente la poesía del abogado Pablo Chacón Medina. La respuesta del abogado a mi columna fue una demanda penal por injuria y calumnia en un proceso amañado en el que Pablo Chacón pide una indemnización de 500 millones de pesos y cárcel para el columnista. Además exige que me retracte de mis opiniones académicas sobre su producción literaria. Cosa que no voy hacer. El caso ya cumple cuatro años. Dentro de poco, la juez que lleva el proceso citará a las partes implicadas a una audiencia pública. Allí se hará una valoración del proceso y se dictará sentencia. Para que el lector se forme su propia opinión sobre el caso, este blog brindará toda la información.


Columna de Pablo Chacón Medina

Pablo Chacón Medina 17 de Noviembre

Una respetuosa respuesta


Como quiera que el maestro Cicerón Florez, en su prestigiosa sección “Indicadores”, del viernes último, al referirse al artículo publicado en El Espectador, el domingo 11 de noviembre, en el que se me incluye como protagonista de una denuncia, hizo una oportuna aclaración, en el sentido de que “Pablo Chacón ha respondido que no es cierto que haya solicitado indemnización a su favor”, lo cual le agradezco, pues nadie más que él, sabe y conoce, porque se lo he reiterado infinidad de veces, que lo único que le exijo, amistosamente, al joven columnista, Renson Said Sepúlveda, para desistir de la denuncia que le instauré por injuria, es que se retracte públicamente de haber dicho que soy “un falso intelectual, que engañó a una sociedad entera mediante las majestuosas artes de la simulación”. Con el único propósito de contribuir a clarificar la información de El Espectador, y dada la circunstancia de que me enteré que éste domingo, el suplemento literario “Imágenes”, publicará un reportaje con el joven periodista Renson Said Sepúlveda, reiterando lo que varias veces ha venido diciendo en su columna sobre el tema, he resuelto, en vez de mi tradicional columna dominical, publicar la carta que le hice llegar al señor director de La Opinión, porque en ella los lectores habrán de conocer una verdad, que ampliamente conocen los directivos del periódico, sobre mi generosa voluntad, para tratar de ayudar al joven periodista, en la solución de su proceso penal, dado el altísimo respeto y aprecio que le tengo al maestro Cicerón, quien guarda hacia él, una notoria consideración y estima especial.

En lo esencial, la carta dice lo siguiente:

“Con asombro acabo de leer la última columna escrita por el joven columnista, Renson Said Sepúlveda, el domingo 11 de noviembre. Es la misma que antes había enviado a mi oficina, pretendiendo que la aceptara como retractación, para que retirara la denuncia que le instauré, y de la que siempre he estado dispuesto a desistir, sin ninguna otra contraprestación que la de reconocer que me injurió y que lamenta haber incurrido en ello.

Pues bien, no obstante haberle solicitado, en nota que le envié con su abogado, que no la publicara, “porque no la entendía como una retractación, sino como una reiteración de la ofensa, de la injuria, que otrora lanzara contra mí, de manera injusta”, lo cual, cordial y respetuosamente, también informé al maestro Cicerón, el joven Renson Said publicó la columna.

Pero es mas, conociendo usted que no es cierto que aparte de su retractación le esté solicitando una millonaria indemnización, extrañamente, y en la misma fecha del domingo, aparece en el periódico “El Espectador”, sección judicial, una nota con notorio despliegue fotográfico del joven Renson, y bajo el título “Juicio a critico literario”, y un subtítulo donde se destaca que: “Un columnista del diario “La Opinión” está a punto de ir a la cárcel y pagar mas de $500 millones por desconocer una obra”.

Pero lo que me pareció increíble es que allí se diga, con tremenda desfachatez, “...que la ira de Chacón no terminó en esta insólita solicitud de indemnización. Además pidió que embargaran los bienes muebles e inmuebles del critico literario, y que también incautaran los establecimientos comerciales y vehículos que figuraran a nombre del columnista, un hombre de 34 años que sobrevive del sueldo que todavía sigue ostentando como corresponsal o escritor comentarista del suplemento literario del diario La Opinión”.

Por Dios, de donde tanto odio contra mí, tanto deseo de enlodarme, de hacerme aparecer, ahora, ante la opinión nacional, como un perseguidor de la inquisición contra un indefenso joven, que lo único que hace es ejercer el periodismo critico, sobreviviendo, apenas, “del sueldo que todavía sigue ostentando como corresponsal o escritor comentarista del suplemento literario del diario La Opinión”. Un patético cuadro de un abogado desalmado e insensible, que pretende matar de hambre a un periodista, despojarlo de su vivienda, su abrigo, su alimento, su mísero sueldo, según subliminalmente se insinúa en la nota periodística.

Atribuirme, en El Espectador, haber exigido su reconocimiento de que soy un poeta y un intelectual, es una deplorable actitud que no corresponde a la verdad. Varias veces le he mandado a decir con el maestro Cicerón, quien me merece el mas elevado respeto, que de mí puede seguir diciendo que mi poesía le parece mediocre, o que simplemente no lo soy. Eso puede decirlo y repetirlo mil veces. Lo que no debió decir, porque por eso está llamado a juicio, es que soy “...un falso intelectual, que engañó a una sociedad entera mediante las majestuosas artes de la simulación”. De esas afirmaciones, notoriamente injuriosas, es que le he venido solicitando que se retracte. Mientras no lo haga resulta absolutamente inaceptable cualquier insinuación para que desista de la acción penal.

Quiero reiterarle que lo que mas deseo es no ver condenado al joven Renson Said Sepúlveda. Si bien desconozco cuál habrá de ser el veredicto final, no veo la razón por la que desea someterse a la eventualidad de un riesgo innecesario. Si no se retracta, como tantas veces se lo he venido insinuando a través del maestro, es asunto cuyo incierto resultado sólo debe recaer en él. En cuanto a mí, tengo mi conciencia tranquila. Nada que yo no haya intentado para que este proceso termine. Al parecer su soberbia y su terquedad parecen haberme ganado la partida”.

Esta, una respetuosa respuesta a la nota del maestro Cicerón. Si bien, en cuatro años, no me he ocupado del joven periodista, respecto del que he guardado absoluto silencio, no ha sido por desconocer su valor literario, o por arrogancia. Simplemente, no he querido involucrarme en una polémica, infructífera para mí, e incómoda para el periódico.

Pablochaconmedinaazul@hotmail.com

No hay comentarios.: