Noviembre 29 de 2007
Renson Said
Con motivo de la demanda que me interpuso el doctor Pablo Chacón Medina por haber criticado severamente su poesía, se ha desatado toda clase de reacciones a nivel internacional, pero lo que me llama la atención no es eso sino la reacción del propio Chacón Medina. En una carta dirigida al director de este periódico dice que “lo único que le exijo, amistosamente, al joven columnista, Renson Said Sepúlveda, para desistir de la denuncia que le instauré por injuria, es que se retracte públicamente de haber dicho que soy “un falso intelectual”.
Entiendo que si usted dirige su nota de protesta al director del periódico y no al firmante del artículo es porque no espera respuesta del autor sino disculpas de la empresa. Pero me permito contestarle yo. ¿Falso intelectual? Hombre, Chacón, ya está bueno: jamás he dicho eso, aunque lo haya pensado y aunque sea cierto. Pero lo reto a (mejor: le exijo) que lea bien y no tergiverse. No les mienta a sus lectores. Quiero que me señale con el dedo dónde dice “falso intelectual” que, según usted, constituye la base de la demanda. En mi blog (www.nuevolevitico.blogspot.com) está publicada la columna tal cual como apareció en 2003 y sus lectores como los míos pueden consultarla allí o en los archivos de La Opinión. Que usted me atribuya frases que jamás he escrito para instaurarme una demanda penal es jugar sucio y eso deshonra su profesión.
En el documento procesal que tengo en este momento sobre mi escritorio y cuya copia ya tiene Cicerón Flórez para consulta de los interesados, no dice lo que usted afirma, pero en cambio, hay joyas como ésta: mi columna lo afectó en su salud sicofísica, “por lo que ha tenido que solicitar servicios de médicos especialistas, lo cual ha generado gastos ingentes. Por otra parte, ha tenido que gestar los gastos (sic) de la Parte Civil, e igualmente, suspender actividades propias de su profesión y de su vida de escritor, con grave perjuicio de su economía y patrimonio económico familiar. Los perjuicios y daños los estimo en la suma de cien millones de pesos”.
Y por los perjuicios morales dice: “como consecuencia de la conducta punible ejecutada inequívocamente por el procesado para arrojar infamia, injuria, deshonra y deshonor contra el Dr. Pablo Chacón Medina, que lo afectaron emocional, psíquicamente, moralmente y social y culturalmente, los estimo en la cuantía máxima establecida en el artículo 97 del Código Penal (indemnización por daños): mil salarios mínimos legales (unos 433.700.000 pesos) por la magnitud del daño causado y la naturaleza de la conducta”. Firma su abogado Ángel Samuel Sierra. Decir ahora, que no es usted el que pide todas estas cosas, sino su abogado, es una falta de respeto con todo el mundo. Incluso con su abogado.
Sé que a usted no le tiembla el pulso ni la voz para mandarme a la cárcel sobre la base de una sarta de mentiras, porque conozco sus influencias. Pero vaya sabiendo de una vez que la dignidad y la decencia no tienen precio. Usted tasa eso en mil salarios mínimos. Yo prefiero ir a la cárcel y seguir siendo honorable.
Renson Said
Con motivo de la demanda que me interpuso el doctor Pablo Chacón Medina por haber criticado severamente su poesía, se ha desatado toda clase de reacciones a nivel internacional, pero lo que me llama la atención no es eso sino la reacción del propio Chacón Medina. En una carta dirigida al director de este periódico dice que “lo único que le exijo, amistosamente, al joven columnista, Renson Said Sepúlveda, para desistir de la denuncia que le instauré por injuria, es que se retracte públicamente de haber dicho que soy “un falso intelectual”.
Entiendo que si usted dirige su nota de protesta al director del periódico y no al firmante del artículo es porque no espera respuesta del autor sino disculpas de la empresa. Pero me permito contestarle yo. ¿Falso intelectual? Hombre, Chacón, ya está bueno: jamás he dicho eso, aunque lo haya pensado y aunque sea cierto. Pero lo reto a (mejor: le exijo) que lea bien y no tergiverse. No les mienta a sus lectores. Quiero que me señale con el dedo dónde dice “falso intelectual” que, según usted, constituye la base de la demanda. En mi blog (www.nuevolevitico.blogspot.com) está publicada la columna tal cual como apareció en 2003 y sus lectores como los míos pueden consultarla allí o en los archivos de La Opinión. Que usted me atribuya frases que jamás he escrito para instaurarme una demanda penal es jugar sucio y eso deshonra su profesión.
En el documento procesal que tengo en este momento sobre mi escritorio y cuya copia ya tiene Cicerón Flórez para consulta de los interesados, no dice lo que usted afirma, pero en cambio, hay joyas como ésta: mi columna lo afectó en su salud sicofísica, “por lo que ha tenido que solicitar servicios de médicos especialistas, lo cual ha generado gastos ingentes. Por otra parte, ha tenido que gestar los gastos (sic) de la Parte Civil, e igualmente, suspender actividades propias de su profesión y de su vida de escritor, con grave perjuicio de su economía y patrimonio económico familiar. Los perjuicios y daños los estimo en la suma de cien millones de pesos”.
Y por los perjuicios morales dice: “como consecuencia de la conducta punible ejecutada inequívocamente por el procesado para arrojar infamia, injuria, deshonra y deshonor contra el Dr. Pablo Chacón Medina, que lo afectaron emocional, psíquicamente, moralmente y social y culturalmente, los estimo en la cuantía máxima establecida en el artículo 97 del Código Penal (indemnización por daños): mil salarios mínimos legales (unos 433.700.000 pesos) por la magnitud del daño causado y la naturaleza de la conducta”. Firma su abogado Ángel Samuel Sierra. Decir ahora, que no es usted el que pide todas estas cosas, sino su abogado, es una falta de respeto con todo el mundo. Incluso con su abogado.
Sé que a usted no le tiembla el pulso ni la voz para mandarme a la cárcel sobre la base de una sarta de mentiras, porque conozco sus influencias. Pero vaya sabiendo de una vez que la dignidad y la decencia no tienen precio. Usted tasa eso en mil salarios mínimos. Yo prefiero ir a la cárcel y seguir siendo honorable.
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