Del autor

En el año 2003 escribí una columna en el diario La Opinión de Cúcuta criticando severamente la poesía del abogado Pablo Chacón Medina. La respuesta del abogado a mi columna fue una demanda penal por injuria y calumnia en un proceso amañado en el que Pablo Chacón pide una indemnización de 500 millones de pesos y cárcel para el columnista. Además exige que me retracte de mis opiniones académicas sobre su producción literaria. Cosa que no voy hacer. El caso ya cumple cuatro años. Dentro de poco, la juez que lleva el proceso citará a las partes implicadas a una audiencia pública. Allí se hará una valoración del proceso y se dictará sentencia. Para que el lector se forme su propia opinión sobre el caso, este blog brindará toda la información.


“No tengo más armas que mis propias convicciones” (Entrevista)

Renson Said, el enfant terrible de la crítica, confiesa

Por Saúl Gómez e Isaías Romero



Hace 10 años salió Renson Said Sepúlveda de Cúcuta. Ocultos en algún lugar de su maleta, llevaba unos poemas con los que había quedado en segundo lugar en un concurso nacional de poesía, algunos periódicos arriesgados que editaba en el colegio y con los cuales denunció irregularidades en varios centros educativos de la ciudad. Estas denuncias le costaron el puesto a un rector, según supimos.



Pasados varios años, culminados sus estudios de literatura en la Universidad Javeriana, Renson Said es conferencista y especialista en la obra de Gabriel García Márquez y una de las plumas más osadas que tiene el país. Sus artículos de La Opinión se reproducen en varias páginas Web de América Latina y en revistas especializadas. Su blog en Internet (www.nuevolevitico.blogspot.com) cuenta con más de siete mil entradas, unas cien visitas por semana. Sin embargo, sus logros literarios no se limitan allí, ha sido llamado para realizar los prólogos de literatura universal de la editorial Oveja Negra, escribió el capitulo dedicado a García Márquez en la Nueva Enciclopedia Colombiana editada por el diario El Tiempo, e incluso, por paradójico que parezca, la misma Asociación de Escritores le llamó para realizar los prólogos de las Antologías de los Concursos Eduardo Cote y Jorge Gaitán Durán.



Es el columnista más atrevido que tiene el periódico La Opinión, ya que no escribe para buscar favores, ni para alabar a los políticos de turno, Renson tiene una posición ética, difícil de encontrar en estos días y desde allí lanza sus ataques, donde clava sus espinas en los lectores, esperando que sus palabras convoquen a una acción, que transformen poco a poco a la ciudad y sus adormilados habitantes. Recientemente en el marco de la Feria del Libro de Cúcuta varios asistentes le reclamaron públicamente por el silencio de su columna.



El columnista



-Usted, que es un estudioso de las relaciones entre el periodismo y la literatura, ¿en qué medida su formación literaria ha alimentado sus labores como periodista cultural y como columnista?



-La literatura me ha enseñado que una columna de prensa puede alcanzar la belleza estética de una obra de arte. Una columna, por su estructura, por su lenguaje, por el nuevo ángulo en que se enfoque, puede perdurar en el tiempo, pude vivir más allá de la anécdota que le dio origen. Mire usted las columnas del británico Paul Jhonson en The Guardian, o las de Albert Camus cuando escribía desde la resistencia, o las columnas de Héctor Rojas Herazo y García Márquez y verá que diez o veinte o cincuenta años después de haber sido escritas, tienen una asombrosa vigencia: se leen como si hubieran sido escritas esta mañana. Y eso es posible cuando el columnista tiene una profunda conciencia del arte. Hemingway decía que aprendió a escribir viendo cuadros de Cezanne. Pero también la música, la danza y la escultura ayudan a escribir una buena columna. No digo que mis columnas tengan la misma importancia de estos maestros, digo simplemente que la columna de prensa es un arte que exige disciplina y en la que no cabe ni el exhibicionismo ni la lambonería.



-Su columna, Vía Libre, se caracterizaba por hacer revelaciones y recordar hechos históricos que parecen olvidados pero que hacen parte de nuestro pasado y son causantes de la situación del país; en este caso recordamos cuando hablaba sobre Turbay Ayala, Uribe Vélez, George Bush, entre otros. ¿Qué consecuencias trae para su labor y para su humanidad atreverse a decir lo que todos saben y callan?



-La consecuencia la sabe todo el mundo. Muchos periodistas en este país han sido exiliados y asesinados por que sus escritos revelaron que algún alcalde además de corrupto tiene vínculos con bandas criminales. Muchos columnistas de opinión han sido asesinados o perseguidos porque se han atrevido llamar a las cosas por su nombre. Hace poco Hollman Morris tuvo que salir del país amenazado de muerte. Y Daniel Coronell y Carlos Lozano. En Cúcuta asesinaron al director de La Opinión, Eustorgio Colmenares, a Tirso Vélez y están amenazados Carlos Patiño y Gala Peña. La consecuencia de un trabajo honesto y responsable con la libertad de opinión es un atentado directo y criminal contra la vida del periodista. Sin embargo, pienso que el periodismo es el nivel más alto de la solidaridad humana, en ese sentido, agachar la cabeza frente a una amenaza y guardar silencio, no solo es traicionar su naturaleza, sino también es traicionar la memoria de nuestros muertos. Es duro decirlo, pero el árbol de la libertad muchas veces se tiene que regar con la sangre de nuestros mártires.



-En una columna dedicada al presidente Álvaro Uribe, usted afirma que Colombia y su clase dirigente hacen parte del catolicismo uribista confesional…



-Ah, bueno, lo que sucede es que Colombia ha sido siempre un país de derechas, con una clase política corrupta y excluyente, que no ha sabido y que probablemente no ha querido llevar al país a las puertas de la modernidad. Aquí todavía nos matamos por prejuicios políticos; aquí la gente se muere de hambre y vive en la miseria pero en época de elecciones los políticos les llevan las urnas a los basureros para que voten. Hay zonas del país donde la gente vive en la época de las cavernas, sin luz y sin agua, cocinando con leña. Y eso es así porque a la dirigencia de este país lo único que le importa es conservar sus privilegios. Y el gobierno de Uribe, que se parece mucho al gobierno de Turbay Ayala y aún más al de Mariano Ospina Pérez, ha logrado una alianza criminal entre la derecha armada, la iglesia católica y unos cuantos propietarios que han sumido en la pobreza y en un mar de sangre a miles de colombianos. La alianza de la iglesia con los paramilitares se explica por el hecho de que los paramilitares combaten a una guerrilla comunista y atea que de alguna manera representa una amenaza para la fe cristiana. Pero todo esto viene orquestado desde arriba, desde un presidente que se cree enviado de Dios, que se cree un salvador y un Mesías. Y es probable que lo sea, pero no de los pobres ni de los desplazados, sino de la clase política.



El periodista



- Usted ha entrevistado a muchos escritores de la talla de José Saramago, García Marquéz, Ernesto Cardenal, Antonio Caballero, Gay Talese por sólo mencionar algunos. Frente a un trabajo periodístico como éste qué recuerdos agradables quedan…



-Pues, mire, el género de la entrevista me ha servido para conocer a la gente que yo admiro. Personalmente no me gusta la entrevista desde el punto de vista del trabajo: desgrabar, editar, titular, en fin. Soy muy perezoso para eso. Sólo hago entrevistas cuando me encuentro con un escritor cuyos libros me han gustado y decido entonces buscarlo para hablar de literatura. Eso explica que tenga muchas entrevistas que no he publicado todavía: con Héctor Rojas Herazo, Leandro Díaz o Antonio Caballero. Pero tampoco es que estén completamente inéditas, porque muchas de ellas las he convertido en artículos.



-Qué entrevistas le faltan… cuáles se le dañaron en el camino.



-Muchas. Un día me encontré en una calle de Bogotá con Gustavo Ibarra Merlano, el hombre que más sabía de griego en Colombia y el que había corregido La Hojarasca, de García Márquez. Yo le dije que quería entrevistarlo y él me invitó a que hiciéramos la entrevista ahí mismo, en un café de la séptima. Pero era viernes, cinco de la tarde y la rumba estallaba en las tabernas. Le propuse, entonces, que dejáramos la entrevista para el lunes siguiente y así yo tendría suficiente tiempo para pensar. El maestro Gustavo estuvo de acuerdo y cuando llegó el lunes leí en la prensa muy temprano que Gustavo Ibarra Merlano había muerto ese fin de semana. Algo parecido me sucedió con Eligio García Márquez y Zapata Olivella. Aprendí que en el periodismo las cosas no hay que dejarlas para mañana porque mañana no existe. Y con respecto a su otra pregunta, me gustaría entrevistar a Concha Buika, que no es escritora, sino cantante de jazz, y combina ritmos del flamenco y de las bulerías en una voz que no es de este mundo. Además es dueña de una belleza inverosímil.



El critico Literario



-Usted es un buen lector de poesía, y ha escrito sobre poetas de la talla de Montale, Eliot, Rilke, Cardenal, entre otros, esto ha ayudado a la formación de jóvenes escritores, en nuestra ciudad y en otras oportunidades ha participado en talleres de formación y mantiene correspondencia con varios autores jóvenes. ¿Cuál considera que es la causa de que la actual poesía nortesantandereana, con contadas excepciones, no tenga relevancia a nivel nacional?



-Lo primero que he notado en los jóvenes poetas de Cúcuta es un afán por publicar. Y escriben de prisa, sin las lecturas necesarias, sin la disciplina y la reflexión que conlleva el oficio poético. Y viven preocupados por ganarse el concurso literario, por figurar en el periódico, y en los cócteles. Y usted sabe muy bien que la poesía es un trabajo arduo y paciente. No todos los días se escribe un buen poema. Por eso hay que tener muy claro si lo que importa es la poesía o la publicación. Tal vez hacen falta modelos, salir de la anquilosada influencia de Cote y Gaitán, y con esto me refiero a que hay que superarlos mirando hacia otros lados. Hay un poeta argentino llamado Jorge Boccanera que me parece extraordinario porque usa un lenguaje contenido y preciso en un mundo dominado por la incontinencia verbal.



-Sabemos que usted fue demandado por el abogado penalista Pablo Chacón Medina por hacer una fuerte crítica a su obra poética. Cómo va el proceso y qué consecuencias trae para los pocos críticos literarios que tiene la ciudad, que los escritores no permitan el libre ejercicio de la crítica.



-Mire, la verdad yo he estado muy ocupado y no he tenido cabeza para esto. Ahí está mi abogado que trata de buscar una solución. Pero le puedo decir que esta demanda se analiza desde dos puntos de vista: primero, que Colombia sigue siendo un país de leguleyos que quieren llevar todos los problemas, incluso los académicos y poéticos, a un plano jurídico. Y segundo, que Chacón Medina no ha sido honesto consigo mismo cuando en sus columnas predica la libertad de expresión y se autodenomina humanista, pero al mismo tiempo da muestras de intolerancia y ceguera intelectual. Lo que hace Chacón Medina es peligrosísimo para la libertad de opinión y la libertad crítica. Incluso es peligroso para él mismo y no se ha dado cuenta.



-Por qué asegura que es peligroso para Chacón si fue él quien interpuso la demanda.



-Porque yo he leído sus columnas y muchas de ellas son todo eso que él me endilga: injuriosas, insolentes y menoscaban el patrimonio moral de las personas. Mire, aquí tengo una columna de Chacón Medina publicada en La Opinión en el año 2003 contra el presidente de Venezuela Hugo Chávez. Aquí dice que “Chávez es un payaso con ínfulas de ser la reencarnación del máximo prócer de América”. También dice que es “un papagayo de colores rechinantes”, que tiene una “verborrea de vulgar hojarasca”. Y lo trata de “Bolívar de plomo” y “vulgar imitador” de Bolívar. Y hasta donde yo sé el Consulado de Venezuela no lo ha demandado por injuria y calumnia. Chacón Medina tendrá sus motivos para asegurar que Hugo Chávez es un completo payaso, así como yo tengo los míos para pensar que él es un mal poeta.



-Sabemos que Chacón Medina pide una suma de 500 millones de pesos por indemnización ya que su columna le causó daños personales. Sería la primera vez en la historia que un crítico es tratado de esta manera al referirse netamente a una obra literaria, ¿existe la posibilidad de que Renson Said haya pretendido un daño moral y profundo en la persona del respetado penalista?



-Estoy de acuerdo con el primer razonamiento de su pregunta: es la primera vez en Colombia que sucede algo semejante. Pero, ¿daño moral? Pablo Chacón lo que quiere es plata. Pero la cosa va más allá: él tuvo la oportunidad de contraargumentar desde la tribuna de su columna, y si no lo hizo es porque sabe muy bien que yo tengo la razón. Lo que pasa es que me está usando como chivo expiatorio para demostrarle a sus clientes que todavía tiene poder. Y me elige a mí como blanco porque sabe que yo no tengo más armas que mis propias convicciones. Jamás he injuriado a nadie, ni le dicho a nadie que es un vulgar payaso, como Chacón ha dicho de Hugo Chávez.

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