El caso más sonado en estos días en la ciudad es la demanda que el abogado penalista Pablo Chacón Medina entabló contra el columnista Renson Said por haber criticado su obra poética. Aquí, algunas de las reacciones que sigue suscitando el debate.
1.) CENSURA A LA CRÍTICA LITERARIA, ES UNA LIMITACIÓN A LIBERTAD DE OPINIÓN
1.) CENSURA A LA CRÍTICA LITERARIA, ES UNA LIMITACIÓN A LIBERTAD DE OPINIÓN
De Carlos Pereyra
Definitivamente Colombia es el mundo de Subuso. Aquí todo está patas arriba. García Márquez, tenía razón, cuando creó ese mundo mágico que llamó Macondo, en Cien Años de Soledad. Está visto que en el país consagrado al Corazón de Jesús, es dónde más se mata en el mundo. En éste país del absurdo, es donde los políticos en desgracia no caen hacia abajo. Contrariando las leyes de la gravedad, caen hacia arriba, porque los nombran embajadores, o los premian, designándolos con costos al presupuesto nacional, agregados culturales.
El caso que pasó en Cúcuta con el crítico literario del periódico La Opinión, es de antología. Pasa a la galería de esos eventos que bien merecerían, naturalmente si estuvieran vivos, la pena de ser tratados por un Eugenio Ionesco o un Samuel Becket, porque rayan, si no en lo ridículo, en lo absurdo. Renson Said, criticó la obra poética de Pablo Chacón Medina, quien además es picapleitos, por no decir que abogado. Éste, que al parecer se cree una vaca sagrada de la literatura en Norte de Santander, no le gustó que el crítico Said, se refiriera a él (naturalmente en lo que se atañe a su escritura poética) como un "simulador y vanidoso...mediocre, incapaz intelectualmente analfabeto", y ni corto ni perezoso (por eso es abogado) encausó al crítico, por calumnia e injuria, y lo más risible del caso, es que la juez a la que le correspondió la demanda, le dio viabilidad y va a fallar, en un caso que antes que todo, tiene que ver con la libertad de opinión, porque eso es la crítica literaria. Por lo tanto, no se explica uno cómo la juez del caso, le da trámite, a un evento que responde a la libertad de prensa, y que de observar en él la injuria y calumnia que denuncia el abogado -poeta, la que puede estar en peligro es la libertad de opinar.
Recuerdo que a este comentador y crítico, le pasó caso similar cuando emitió su opinión sobre la manera de hacer periodismo, pergeñar poesía y hacer himnos, cierto personaje. En medio de una sartal de sandeces, adjuntó a su memorial, el trozo de periódico donde escribí la crítica que le molestó. Naturalmente, para la personera, que fue a quien acudió el demandante, no había fundamento alguno a su denuncia de persecución.
Si por algo la literatura de un país crece, se hace robusta y universal, es por la crítica. Quien escribe, se expone al juicio. Sus libros están para ser examinados en el valor estético y la capacidad que tienen para comunicar al lector. Si no le dicen nada al lector, son menores. Claro está, que no siempre la crítica es justa. Libros, en el ámbito de la literatura, que habían sido puestos en la picota por los glosadores, más adelante, fueron observados como obras maestras. El escritor que no se molesta con la crítica, es el que entiende que la palabra debe ser juzgada, si como poema, cuento, novela, quiere que asuma la estatura de obra artística en el contexto literario.
De Barcelona
El caso que pasó en Cúcuta con el crítico literario del periódico La Opinión, es de antología. Pasa a la galería de esos eventos que bien merecerían, naturalmente si estuvieran vivos, la pena de ser tratados por un Eugenio Ionesco o un Samuel Becket, porque rayan, si no en lo ridículo, en lo absurdo. Renson Said, criticó la obra poética de Pablo Chacón Medina, quien además es picapleitos, por no decir que abogado. Éste, que al parecer se cree una vaca sagrada de la literatura en Norte de Santander, no le gustó que el crítico Said, se refiriera a él (naturalmente en lo que se atañe a su escritura poética) como un "simulador y vanidoso...mediocre, incapaz intelectualmente analfabeto", y ni corto ni perezoso (por eso es abogado) encausó al crítico, por calumnia e injuria, y lo más risible del caso, es que la juez a la que le correspondió la demanda, le dio viabilidad y va a fallar, en un caso que antes que todo, tiene que ver con la libertad de opinión, porque eso es la crítica literaria. Por lo tanto, no se explica uno cómo la juez del caso, le da trámite, a un evento que responde a la libertad de prensa, y que de observar en él la injuria y calumnia que denuncia el abogado -poeta, la que puede estar en peligro es la libertad de opinar.
Recuerdo que a este comentador y crítico, le pasó caso similar cuando emitió su opinión sobre la manera de hacer periodismo, pergeñar poesía y hacer himnos, cierto personaje. En medio de una sartal de sandeces, adjuntó a su memorial, el trozo de periódico donde escribí la crítica que le molestó. Naturalmente, para la personera, que fue a quien acudió el demandante, no había fundamento alguno a su denuncia de persecución.
Si por algo la literatura de un país crece, se hace robusta y universal, es por la crítica. Quien escribe, se expone al juicio. Sus libros están para ser examinados en el valor estético y la capacidad que tienen para comunicar al lector. Si no le dicen nada al lector, son menores. Claro está, que no siempre la crítica es justa. Libros, en el ámbito de la literatura, que habían sido puestos en la picota por los glosadores, más adelante, fueron observados como obras maestras. El escritor que no se molesta con la crítica, es el que entiende que la palabra debe ser juzgada, si como poema, cuento, novela, quiere que asuma la estatura de obra artística en el contexto literario.
De Barcelona
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