Del autor

En el año 2003 escribí una columna en el diario La Opinión de Cúcuta criticando severamente la poesía del abogado Pablo Chacón Medina. La respuesta del abogado a mi columna fue una demanda penal por injuria y calumnia en un proceso amañado en el que Pablo Chacón pide una indemnización de 500 millones de pesos y cárcel para el columnista. Además exige que me retracte de mis opiniones académicas sobre su producción literaria. Cosa que no voy hacer. El caso ya cumple cuatro años. Dentro de poco, la juez que lleva el proceso citará a las partes implicadas a una audiencia pública. Allí se hará una valoración del proceso y se dictará sentencia. Para que el lector se forme su propia opinión sobre el caso, este blog brindará toda la información.


La mafiocracia

Renson Said

Todavía hay quienes se sorprenden de que el paramilitarismo se haya filtrado en la política colombiana. A mí en cambio lo que me sorprende es que todavía haya gente que se sorprenda. ¿No eran acaso paramilitares los “pájaros” y “chulavitas” de la violencia conservadora de los años 40 y 50? Hacían lo mismo que los paramilitares de hoy: servían de aparato militar para hacerle al Estado el trabajo sucio. Eran bandas de asesinos expertos en torturas y crímenes atroces. En eso que se da en llamar guerra sucia, como si existieran guerras limpias.



Pero lo que realmente me sorprende es que en medio del escándalo paramilitar en el congreso de la república no se mencione al presidente Álvaro Uribe, como si no fuera uno de los responsables de que Colombia se haya convertido en una mafiocracia. O es que ya nadie se acuerda que Uribe, cuando fue gobernador de Antioquia, promovió las Cooperativas de Seguridad Convivir, de donde salieron los paramilitares de hoy y por lo cual tiene procesos en Estados Unidos. Y el solo hecho de que Uribe llegara a la presidencia con el apoyo de paramilitares lo hace responsable de todos los crímenes que ha cometido el uribismo armado y agropecuario.



Por eso debe ser investigado y juzgado: tiene una responsabilidad histórica y política. Aunque no creo que termine preso en una cárcel, como tampoco terminó preso Samper, porque hay mucha gente que está untada de eso: empresarios, ganaderos, políticos, militares, periodistas, alcaldes, la iglesia, la salud, la mitad del Congreso, el Das, gamonales, familias enteras de rancia estirpe política, en fin. Alguien decía en estos días que al Congreso de república no hay que revocarlo sino desmovilizarlo.



Ah, y el ex fiscal Luis Camilo Osorio. Es curioso que el mismo fiscal que archiva el caso de Salvador Arana, acusado de ordenar el asesinato de un alcalde que venía denunciado la presencia paramilitar en Sucre, sea el mismo que archiva el caso de Ramiro Suárez y su presunto vínculo con el paramilitarismo. A Osorio que lo investiguen también por favoritismo paramilitar, porque su silencio permitió que mataran a mucha gente en la costa.



Y que vayan de una vez investigando a todos los alcaldes y gobernadores y concejales y a todo el que haya contribuido por omisión o por acción a la constitución de un régimen mafioso y por lo tanto ilegítimo. No quiero decir con esto que todos lo políticos colombianos son paramilitares: porque los que hay que simplemente son corruptos. Pero que se desmonte o por lo menos se comience a desmontar esta mafiocracia de corte uribista.

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